La I Feria de Dulce de Convento ha conseguido reunir en Ponferrada más de 170 postres, muchos de ellos sin gluten entgre sus ingredientes, en un evento que ha servido como exaltación de la gastronomía monacal, y de la que los celíacos han podido disfrutar sin problemas.
Quesadas pasiegas de las monjas mercedarias de Noja (Cantabria), hojaldres de las dominicas palentinas, roscas de fideo y cocadas de Extremadura.., así hasta llegar a 178 géneros que deleitaron los paladares más exquisitos durante el pasado fin de semana.
Todos los productos contaban con la máxima frescura ya que habían sido realizados en monasterios a lo largo de toda la geografía española tan solo 72 horas antes de llegar a la feria.
Uno de los principales atractivos de esta degustación es que las mesas de las jaimas que llenaron la plaza estaban llenas de sabores del pasado, recetas ancestrales, que durante siglos han pasado de generación en generación entre los muros de los conventos y monasterios. Se pudieron encontrar dulces tan curiosos como un iPhone o juguetes de chocolate elaborado siguiendo la receta de una monja Sevillana que la aprendió directamente de los maestros chocolateros suizos.
Pero los asistentes no solo pudieron disfrutar de dulces sin gluten, sino también de licores del siglo XVII, cremas curativas y otros productos aptos para celíacos y diabéticos.
La Feria de Dulce del Convento ha sido realizada ya en otras once ciudades como Almería, Alicante o Torrelavega, que ya van por su segunda edición y donde ha gozado de un notable éxito.
Para la degustación de Ponferrada han sido seleccionados diecisiete monasterios de ocho órdenes diferentes como las Clarisas, Mercedarias, Calatravas o Benedictinas.
Agustín Meneses ha explicado que estas ferias surgieron con la idea de ayudar a los conventos que antaño tenían más ingresos en conceptro de repostería y también para acercar estos manjares al ciudadano. Los beneficios derivados del evento servirán para sufragar los precios de los tornos, los costes de la feria y si se pudiese, también para ayudar a los monasterios en sus necesidades diarias.