Ni el gluten es tóxico ni eliminarlo de nuestra mesa supone llevar un estilo de vida más saludable, salvo que se trate de una persona diagnosticada con enfermedad celíaca. Son dos de los errores que marcan una tendencia al alza: la de adscribirse a una dieta sin gluten a pesar de no existir necesidad ni indicación médica.
La industria de alimentos sin gluten ha crecido desde 2013 un 136 %, un porcentaje que no se corresponde con el aumento en el número de celíacos, según un artículo publicado por la revista The Journal of Pediatrics.
Esta inclinación por la dieta sin gluten sin un diagnóstico previo de enfermedad celíaca "tiene importantes implicaciones para los niños", afirma en el artículo Norelle Reilly, especialista en Gastroenterología Pediátrica en el centro médico de la Universidad de Columbia (Nueva York, EEUU). "Los padres a veces deciden eliminar el gluten de la dieta de sus hijos con la creencia de que así aliviarán algunos de sus síntomas digestivos o incluso creyendo que así se puede prevenir la enfermedad celiaca", ha afirmado.
El hecho de tratar con dieta sin gluten sin pasar por el médico "puede dificultar el diagnóstico real de la enfermedad celíaca". Esto sucede porque al eliminar el gluten de la dieta, "se modifican los marcadores serológicos del individuo: los anticuerpos antigliadina IgA (AAG), antiendomisio IgA (AAE) y antitransglutaminasa tisular IgA (ATGt-IgA) y esto ocasiona falsos negativos e impide el seguimiento y los controles adecuados", argumenta Federico Argüelles Martín, especialista de Aparato Digestivo y experto de la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD).
Según el autor del artículo de The Journal of Pediatrics, "descartar por nuestra cuenta el gluten podría aumentar la ingesta de grasas y calorías". Al parecer, aunque este componente no tiene propiedades nutritivas, incrementa la sensación de hambre y la resistencia a la insulina.
Según un estudio de la Sociedad Americana de Nutrición Clínica, los alimentos sin gluten se caracterizan por un mayor índice glucémico que los que sí lo contienen. Es decir, el gluten ralentiza la absorción de los azúcares que llevan los alimentos con carbohidratos. "Lo que es incuestionable es que la dieta sin gluten sin necesidad médica no aporta ningún beneficio", sentencia el estadounidense Reilly.
Una idea que remarca Argüelles con otro dato: "La dieta mediterránea es eficaz en la prevención de enfermedades cardiovasculares y está muy basada en productos con gluten". En definitiva, "no se debe hacer nada sin la recomendación del pediatra", afirma el experto español.
Es cierto que cuando alguno de los miembros de la familia está diagnosticado con enfermedad celíaca, aumenta la tendencia a imponer estas dietas a los hijos a modo de prevención. Existe una predisposición genética, pero no siempre que se tiene se desarrolla la patología, y debe ser el pediatra el que diagnostique e indique la dieta sin gluten: "A través de los síntomas, con la historia clínica del paciente, el análisis de sangre y, en última instancia, sólo si el caso es dudoso, se realiza una biopsia intestinal", explica el especialista.
Según el pediatra español: "Al niño se le somete a limitaciones y diferenciación sin necesidad que le catalogan en una etiqueta que no le corresponde". Los padres deben estar bien informados y dejar que sea un pediatra quien diagnostique primero y recomiende después. "Sólo los niños celiacos y las personas celiacas en general podrán beneficiarse de una dieta sin gluten", ya que esta proteína es la que les produce lesiones en las vellosidades intestinales.