Una harina apta para celíacos, con propiedades antioxidantes y que además podría ser beneficiosa para evitar algunos tumores como el de colon, es el producto que ultiman en estos días un grupo científicos de la Universidad de Santiago y que tiene la castaña como ingrediente principal.
Se trata de una harina de castaña a la que se incorpora tres tipos de alga, lo que multiplica sus efectos beneficiosos para la salud, según los expertos.
De esta manera, en un futuro próximo podría llegar a comercializarse una harina de castañas para celíacos que, además, sirva para luchar contra el envejecimiento celular y posea propiedades contra tumores.
Aunque el proyecto no está finalizado y se prevé que culmine a finales de 2016, se encuentran ya en una fase bastante avanzada. Los científicos trabajan en una harina de castañas perfeccionada a la que se le han añadido tres algas: fucus vesiculosus, laminaria yundaria.
El equipo de investigación pertenece al Grupo de Tecnologías para el Desarrollo de Bioproductos Industriales, de la USC, y está liderado por Ramón Moreira Martínez. Este investigador ha explicado que por un lado están mejorando el proceso de elaboración de la harina de castaña; mientras por otro, se esfuerzan en que las algas añadidas no pierdan sus propiedades después del secado (deshidratación) así como después de la cocción de la masa de harina en el horno.
La harina de castañas está considerada una delicatessen, un producto caro que, sin embargo, junto a la harina de arroz y de otros cereales sin gluten es objeto de deseo de celíacos. "Los celíacos tienen un problema de oferta de productos alimentarios. Si los productos que consumen se enriquecieran con componentes bioactivos, mejoraría en buena medida su dieta diaria", ha aclarado Moreira.
Además esta harina lucha contra el envejecimiento celular y ciertos tumores como el de colon, según la información facilitada por el investigador.
El poder antioxidante del fucus, laminaria y undaria radica en los polifenoles, compuestos bioactivos con capacidad antioxidante. "Estos polifenoles pueden sufrir transformaciones químicas en el secado debido a la alteración de la temperatura. Estamos analizando cómo se alteran estas propiedades también cuando pasan de los 200 grados en el horno", ha explicado el investigador .
Tras diez años estudiando todo el proceso de producción, el grupo que lidera ha prestado especial atención a dos etapas: cuando se secan las castañas y cuando se muelen. "Ahí está la clave para tener una harina de calidad", ha añadido Moreira.
Tras los análisis realizados, el equipo de investigación de Santiago ha concluido que la dimensión del grano de la harina de castaña que está a la venta en el mercado en la actualidad quizás no sea el más idóneo para conseguir una mejor calidad en los productos finales. Precisamente, las conclusiones de esta investigación tienen como único fin ser transferidas a las empresas para mejorar su harina y, por tanto, sus ventas.