Los problemas digestivos resultan comunes en algunos niño con trastorno del desarrollo multifactorial, entre los que se encuentra el autismo. De esta manera, gastritis, colitis, cólicos y alergias (asma, rinitis, etc.) son algunas de las patologías que suelen presentar estos pacientes, ya que muchos de ellos son muy selectivos con las comidas y sólo consumen un tipo de alimento, por lo general el que más daño le hace, y rechazan los otros. Este es el motivo por el que la doctora Lilian Negrón, médico psiquiatra y presidenta fundadora de la Sociedad Venezolana para Niños y Adultos Autistas (Sovenia), afirma que una dieta libre de gluten (trigo, avena, cebada, sémola, centeno, malta) y de caseína (leche y derivados lácteos: queso, manteca, cremas) puede contribuir a controlar las conductas inadecuadas de los autistas. Su afirmación se basa en el resultado de una investigación que determinó que la mayoría de los niños autistas tienen un intestino permeable o agujereado. Esta condición puede ser congénita (desde el nacimiento) o producida por una lesión inmunológica como resultado de una mala reacción a una inmunización. La especialista afirmó que el intestino afectado permite que algunas proteínas del alimento -particularmente el gluten y la caseína- pasen a través de él al torrente sanguíneo sin ser digeridas totalmente. Esas proteínas tienen un efecto idéntico al de los narcóticos, afectando la función cerebral, al punto de magnificar los síntomas autísticos.
María Russo Lahoud, madre del joven autista Daniel José y colaboradora de Sovenia, ofreció su testimonio en el I Seminario de Autismo realizado recientemente en Venezuela, donde señaló que hace 24 años llevó a su hijo a varios especialistas hasta que la doctora Negrón lo diagnosticó como autista. Desde ese momento comenzó un tratamiento basado en esta dieta, y pudo notar el cambio en el comportamiento del niño. “Desde entonces trabajo con Sovenia, y me he involucrado mucho con el área nutricional para ayudar, a través de mi experiencia, a otros padres para que aprendan a manejar la alimentación de sus hijos”, comentó Russo Lahoud.
Como principales alternativas está la dieta libre de gluten y caseína, una alimentación libre de aditivos, colorantes y sabores artificiales, que sea variada y fresca. Además resulta beneficioso darle al niño suplementos de calcio, vitamina C, E, B6 y B12, magnesio, zinc, selenio, omega 3, ácido fólico y L-Carnitina. “Estas dosis elevadas de vitaminas son necesarias porque le aportan al intestino permeable los nutrientes que no absorbe de los alimentos, necesarios para la producción de neurotransmisores y aminoácidos”, explicó Negrón.
La psiquiatra comentó que no todos los niños van a mejorar con este tipo de intervenciones nutricionales, pero sí van a experimentar algún grado de mejoría que hará más fácil su aprendizaje, y señaló que incluso hay casos de mejoría máxima.