Las alergias alimentarias, mucho más frecuentes en edad pediátrica que en adultos, van en aumento. No hay una causa que lo explique, o al menos no se ha encontrado de momento una evidencia científica, pero los médicos del Hospital Donostia llevan constatando ese incremento en las consultas en los últimos años. Sólo en 2010 se diagnosticaron en este centro 300 nuevos casos en menores de 14 años, se practicó la prueba de exposición oral controlada a 500 casos sospechosos y se revisaron a otros 1.500 niños.
Según cuenta el Diario Vasco, esta evolución al alza de las alergias a los alimentos no afecta exclusivamente a Guipuzcoa, apunta el doctor Francisco Javier Eizaguirre Arocena, responsable de la unidad de gastroenterología infantil del Hospital. Los estudios que manejan los expertos dibujan una situación similar en los países desarrollados.
Eizaguirre pone el acento en la llamada teoría higienista como una de las causas que más se están estudiando para explicar el por qué del aumento de "todos los fenómenos alérgicos", no solo alimentarios, también el asma, la rinitis o la dermatitis atópica, cita en concreto.
"Antes, con más infecciones bacterianas, menos higiene y menor acceso a antibióticos, cuando había una infección el cuerpo eliminaba la vía para que aparecieran alergias; ahora, con la presencia de menos infecciones, más vacunas y antibióticos, la vía para que se estimulen los mecanismos que producen la alergia están más libres. El cuerpo va por otra vía a la que antes no estaba acostumbrado", resume de forma sencilla Eizaguirre.
Se calcula que entre el 7 y 8 % de los niños menores de 3 años sufre alguna alergia alimentaria, una cifra que baja hasta el 2 % en el caso de los adultos, ya que muchas de las reacciones desaparecen de forma espontánea con el paso de los años.
En el caso de la alergia a las proteínas de la leche de vaca, que es la alergia que primero se manifiesta por ser también el primer alimento que toma el bebé tras dejar la lactancia materna, se manifiesta entre el 2,5 y 4 % del total de niños en su primer año de vida, pero en el 85 % de los casos el problema desaparece antes de los tres años.
"Las alergias alimentarias -explica el doctor Eizaguirre- son una reacción por parte del organismo que se manifiestan en forma de respuesta de tipo inmunológico. Las reacciones son diversas, desde manchas en la piel, dificultad para respirar, conjuntivitis, rinitis y, en los casos más graves, puede llegar a producir un colapso. También hay otras formas que son exclusivamente digestivas, por ejemplo vómitos, dolor abdominal y diarreas, pero estas alergias son más difíciles de diagnosticar".
El único tratamiento eficaz para evitar la alergia a alimentos es la estricta eliminación del alimento implicado de la dieta. Sin embargo, en los últimos años se ha dado "un giro de 180 grados", apunta el experto, porque incluso a los menores que sufren una alergia alimentaria grave se les intenta administrar el alimento en pequeñas dosis, y siempre de forma supervisada por un médico, para evitar reacciones accidentales, ya que muchos alimentos alergénicos pueden aparecer en numerosos productos de forma enmascarada o con denominaciones desconocidas y pueden ser ingeridos inadvertidamente. No es la única teoría que ha sido revisada.
Eizaguirre cita un informe del Comité de Nutrición de la Sociedad Europea de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica (Espghan) en el que se aconseja no retrasar la ingesta de alimentos potencialmente más alergizantes como pueden ser el pescado o el huevo.
"No solo no está claro que esto vaya a proteger de la aparición de alergias alimentarias, tanto en niños sanos como en niños incluso con una historia familiar de alergias, sino que puede llegar a ser perjudicial para la nutrición del niño", apunta el doctor Eizaguirre.
Tan importante como no retrasar la ingesta de nuevos alimentos es no adelantarla, porque "la introducción precoz de alimentos en la dieta que no sea la leche predispone a la aparición de alergias". ¿Y hay alguna receta para poder prevenir estos problemas? "El hecho de tomar lactancia materna durante seis meses, que es lo ideal, es un elemento que protege claramente la aparición de alergias alimentarias", afirma Eizaguirre, que ha tomado el testigo en la defensa de los beneficios de la lactancia materna de su padre, Ignacio Eizaguirre, pediatra en Zarautz recientemente fallecido.
Aunque no pueda frenar su aparición, el diagnóstico precoz de una alergia o una intolerancia alimentaria (una reacción de tipo no inmunológico) puede mejorar la calidad de vida del paciente. La enfermedad celíaca, que también se ha incrementado, está siendo vigilada muy de cerca por los pediatras de cabecera, que son los que derivan los casos sospechosos al especialista. "Se ha mejorado la sensibilidad hacia este problema, lo que se ha traducido en un aumento de diagnósticos", asegura Eizaguirre.