Existen en el mercado un buen número de productos alimentarios que normalmente pensamos que están libres de gluten, pero en realidad no lo están. Por ejemplo, normalmente consideramos que por su naturaleza, los lácteos, el arroz y sus derivados, o las carnes procesadas podrían estar libres de gluten, sin embargo, muchos de ellos podrían llegar a contaminarse durante su procesamiento o llevar algún derivado del trigo, avena, cebada o centeno, en forma de espesantes.
Según explican en el portal especializado Vitónica, lo más aconsejable en estos casos es que busquemos en el etiquetado de cada producto la mención "sin gluten", y analicemos su listado de ingredientes apostando por los alimentos lleven el logo de la "espiga barrada", que constituye el símbolo internacional sin gluten, o los certificados bajo el Sistema de Licencia Europeo (ELS).
Entre los alimentos que se podrían considerar sin gluten pero que pueden contenerlo en su interior y no ser aptos para celíacos, destacan los yogures y postres lácteos, los cereales, las harinas, las sémolas, las pastas o panes elaborados con maíz, el arroz o las legumbres. También podrían contener gluten algunos quesos, carnes en conserva, embutidos, fiambres, hamburguesas, patés, carnes adobadas y otras conservas de pescados o mariscos.
Además, son especialmente sensibles a este problema las salsas, los condimentos, los aliños o especias, los frutos secos fritos, tostados, condimentados o laminados; sin olvidar los chocolates, los bombones y golosinas, los edulcorantes o los cafés y sucedáneos de máquinas expendedoras.
La realidad es que en todos estos productos que han sufrido algún grado de procesamiento podemos encontrar desde trazas de gluten hasta una presencia superior que los convierte en alimentos no aptos para celíacos; por lo que es recomendable observar el listado de ingredientes o, para mayor seguridad, escoger opciones certificadas por el Sistema de Licencia Europeo.
En la web de la Federación de Asociaciones de Celíacos de España (FACE) se puede consultar la clasificación con los productos seguros, y aquellos con los que tenemos que tener más cuidado.