gallinablancaFundar una compañía en plena Guerra Civil debió ser una decisión difícil de tomar; pero es lo que hizo el abogado catalán Lluís Carulla Canals, que no dudó en dejar de lado sus estudios para abrir en 1937 su primera planta de cubitos de caldo concentrado en Barcelona. Así nació Gallina Blanca (entonces llamada Gallina d´or), una empresa que, 75 años después, se ha consolidado como una de las mayores plataformas alimentarias internacionales, y que cumple esta efeméride innovando y apostando por el mundo de los celíacos.

Cuenta el diario Levante que eran aquellos tiempos en los que escaseaban los alimentos, y en los que Gallina Blanca ofrecía más calorías que las que contiene la yema de un huevo. Su apuesta por las herramientas más innovadoras de la publicidad y el mercadotecnia de la época, ámbito en el que pocas empresas invertían entonces, fue señalada en repetidas ocasiones como su elemento primordial de éxito.

Gallina Blanca empezó en 1946 a editar series de seis cromos que servían para completar sus enciclopedias temáticas. Tal fue la popularidad de los gallicromos que se llegaron a imprimir hasta cinco millones y la compañía tuvo que establecer un departamento propio dedicado a estos coleccionables.

Más adelante, la empresa de Carulla se convirtió en 1965 en el primer holding de la industria alimentaria española con la creación de Agrolimen, un grupo empresarial que en la actualidad controla el 75 % de la multinacional Gallina Blanca Star, después de que la sociedad suiza Findim Investments le vendiera la mitad de sus acciones a principios de este año.

Carulla supo edificar una empresa capaz de adaptarse a los tiempos sin dejar de ser un negocio familiar; y la menor muestra de ello son las distintas líneas que la firma ha diseñado para satisfacer mercados alternativos. Entre estas lineas destacan la gama de productos apta para celíacos o la división FoodService, con productos dirigidos al sector profesional hostelero e, incluso, al sanitario.

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