Una nueva investigación ha alertado sobre posibles riesgos del dióxido de silicio, un aditivo alimentario nominado comunmente en las etiquetas como E551, que es utilizado por la industria para prevenir la formación de grumos, preservar textura y sabor y proporcionar estabilidad a los productos alimenticios, entre otras cosas. Según los resultados, el dióxido de silicio podría incrementar el riesgo de celiaquía o intolerancia al gluten, o ser parte del inicio del desarrollo de una alergia alimentaria.

 

Según los resultados de una investigación realizada por expertos del Instituto Nacional para la Investigación Agronómica de Francia (INRAE) y la Universidad Mc Master de Canadá, este aditivo alimentario está elaborado a base de nanopartículas (partículas de un tamaño inferior a 100 nanómetros), y resulta un tóxico potencial presente en múltiples alimentos que podría afectar al sistema inmunológico intestinal, concretamente al impacto en la tolerancia a las proteínas de la dieta habitual.

Este aditivo se utiliza como antiaglomerante, al evitar la formación de grumos en alimentos secos o en polvo, como pueden ser el café soluble, las especias, la pasta liofilizada, las fórmulas infantiles, etc.

Los investigadores han explicado que el E551 está presente en una lista de más de 2.600 productos alimenticios que se comercializan en todo el mundo. Además de prevenir la formación de grumos, contribuye en la preservación del sabor, la textura y proporciona estabilidad a los productos alimenticios.

Otra función a destacar en este ingrediente es su implicación en las etapas del procesamiento de ciertos alimentos, por lo que no aparece en la lista de ingredientes a pesar de que si está presente en la composición del producto alimenticio.

El resultado es que los seres humanos estamos diariamente expuestos al aditivo en dosis bajas a través de la dieta.

En la investigación, los expertos expusieron al dióxido de silicio a un grupo de roedores de laboratorio durante un periodo de tres meses, y según los resultados, se observó que se redujo la tolerancia oral a las proteínas de la dieta, que se reducía el valor de células inmunes intestinales responsables de la producción de compuestos antiinflamatorios que son necesarios contra las proteínas de los alimentos que se consumen.

Según los expertos, la alteración del mecanismo podría ser la primera etapa para el desarrollo de una alergia alimentaria o de la intolerancia al gluten o celiaquía.

En los ratones que expresaban el gen del riesgo de enfermedad celíaca, se descubrió que la exposición diaria al dióxido de silicio empeoraba los niveles de los marcadores de inflamación que se asocian a la intolerancia al gluten.

El conjunto de resultados ofrece como conclusión que una exposición crónica al E551 a través de la alimentación podría promover el desarrollo de la celiaquía en personas que estén predispuestas genéticamente a padecer la intolerancia.

Esta investigación es la primera en señalar la potencial toxicidad de este aditivo alimentario que en la actualidad se considera seguro para su consumo.

Si bien el uso del E551 es común como coadyuvante de procesamiento esencial en diversos procesos de transformación de alimentos, no aparece en la lista de ingredientes a pesar de que pueda estar presente en el producto final. En este sentido, conviene retomar la lectura del Reglamento (CE) 1333/2008 sobre aditivos alimentarios, donde se explica que los coadyuvantes son “sustancias que no se consumen como alimentos en sí mismas, pero que se utilizan intencionalmente en la transformación de los alimentos y que solamente permanecen en el producto alimenticio final como residuos sin ningún efecto tecnológico”.

Los expertos han explicado que continuarán con las investigaciones a lo largo de los próximos años y sus conclusiones podrían ser determinantes para que la EFSA modificara su dictamen sobre el aditivo.

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