Puede que se trate de uno de los alimentos más desapercibidos debido a que su consumo se ha asociado tradicionalmente para la alimentación del ganado; sin embargo, la algarroba es una legumbre sin gluten muy nutritiva y de gran versatilidad, muy común en el Mediterráneo, donde se encuentra en vainas blancas y negras.

 

Por lo general, la algarroba suele comerse en forma de harina, tras haber sido molida; y con ella se pueden cocinar desde bollos y dulces hasta cremas. De hecho, se emplea como sustituto natural del chocolate, pero mucho más sana, a contar con menos contenido en azúcares.

Esta legumbre destaca por su alto valor nutricional, de manera que por cada 100 gramos cuenta con:

  • Calorías: 13 kcal
  • Grasas: 0,1 g
  • Hidratos de carbono: 5,3 g
  • Proteínas: 0,3 g
  • Fibra: 2,4 g
  • Calcio: 20 mg
  • Hierro: 0,2 mg
  • Magnesio: 3,2 mg
  • Fósforo: 4,7 mg

 

Entre los principales beneficios de la algarroba destaca su función para rebajar los niveles de glucosa en sangre, así como que permite regular el sistema cardiovascular.

Además, la fibra que contiene regula el tránsito intestinal y combate el estreñimiento, al tiempo que fortalece el sistema inmune.

Por otro lado, se le atribuyen propiedades para combatir el cansancio, por lo que se recomienda a personas que realizan una alta actividad física.

Además, las harinas elaboradas a partir de la algarroba pueden ser consumidas por personas celíacas, al no contener gluten en su composición.

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