Está a punto de ver la luz el nuevo protocolo de detección de celiaquía, que incluirá pruebas avanzadas, a través del cual, el Ministerio de Sanidad recomendará la realización de estas técnicas en los casos dudosos, con el objetivo de evitar errores diagnósticos.

La principal recomendación que se incluirá en este nuevo protocolo será el establecimiento en la cartera de servicio de los hospitales de la realización de pruebas avanzadas con las que se busca añadir especificidad en los casos dudosos y evitar así errores diagnósticos, superando de esta manera el método de detección que se desarrolla en la actualidad, que se lleva a cabo a través de tres pruebas: serológica, genética y biopsia intestinal

El proceso consiste en que en pacientes en los que se sospeche enfermedad celiaca por antecedentes familiares, por signos o síntomas que sugieran la enfermedad o por enfermedades asociadas, se solicita la serología. Si ésta es positiva, entonces se deberá realizar una biopsia endoscópica; y si en ella, a su vez, se observa el daño intestinal característico, se confirmará el diagnóstico de celiaquía. Sin embargo, aunque los anticuerpos sean negativos aún puede existir la sospecha de enfermedad, por lo que deberá realizarse una gastroscopia con toma de biopsias, ya que en adultos existe un porcentaje no despreciable de pacientes con anticuerpos negativos.

El problema surge en esos casos en los que falta alguna pieza del puzle habitual para completar el diagnóstico, es decir, en aquellos pacientes con genética negativa, serología negativa y lesiones de la mucosa sin atrofia intestinal.

Según recoge el diario La Razón, el nuevo Protocolo de diagnóstico precoz de la enfermedad celíaca incluirá dos nuevas pruebas: un linfograma intraepitelial por citometría de flujo, y un estudio de depósitos de transglutaminasa tisular en la mucosa intestinal que confirmará el diagnóstico de celiaquía en estos casos complejos.

Estas técnicas consisten en la realización de estudios de las subpoblaciones linfocitarias en el epitelio intestinal, que servirá para hacer la clasificación histológica de Marsh, y que daría más sensibilidad y especificidad, ya que hay otras causas de atrofia vellositaria.

Aunque para diagnosticar celiaquía es necesario que la serología celíaca sea positiva, según explica Fernando Fernández-Bañares, médico adjunto del Servicio de Digestivo del Hospital Universitario Mutua Terrassa, ésta "puede ser negativa hasta en un 15 % de los pacientes con atrofia de vellosidades (lesiones tipo Marsh 3) y hasta en el 70 % de aquellos con aumento de enteropatía linfocítica o lesión tipo Marsh. En estos casos el diagnóstico de celiaquía es muy difícil de realizar y hay que tener en cuenta que existe otra entidad que se denomina sensibilidad al gluten no celíaca en la que los pacientes con síntomas similares a la celiaquía mejoran con una dieta sin gluten aunque no son celíacos".

Entre las ventajas que aporta esta prueba destaca que "muestra un patrón propio de celiaquía que se ha denominado linfograma celíaco, y está presente en el 95 % de los pacientes celíacos, incluso aquellos con serología negativa", añade Fernández-Bañares.

Esta técnica vendría a añadirse al procedimiento de detección actual; pero el principal problema radicaría en que actualmente está disponible en muy pocos centros de la geografía española y en que hace falta realizar una biopsia intestinal.

El nuevo protocolo, promovido y financiado por el Ministerio de Sanidad, viene a sustituir al publicado en el año 2008, y muchos han sido los avances producidos en este área desde entonces, por lo que la actualización del documento era algo necesario.

"El anterior protocolo está desfasado porque posteriormente se ha publicado evidencia científica y guías clínicas de diferentes sociedades científicas españolas y europeas con nuevos datos y ahora mismo no es un buen referente para revisarse el algoritmo diagnóstico a seguir", asegura Sergio Farrais, responsable de la Unidad de Enfermedad Celíaca de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid.

En breve estará disponible para ayudar a médicos de familia y especialistas en la detección de la enfermedad celíaca. "Empezamos a trabajar en el mes de marzo del año pasado, justo va a hacer ahora un año", explica Mar Trujillo, que ha coordinado desde el punto de vista metodológico la elaboración de la actualización que se publicará próximamente.

El nuevo protocolo incluye, además, apartados nuevos sobre sensibilidad al gluten no celíaca así como celiaquía refractaria, es decir, la que hace referencia a aquellos pacientes con lesión histológica bien documentada -generalmente con atrofia vellositaria- cuyos síntomas no desaparecen después de haber excluido el gluten de la dieta al menos durante un período de seis meses.

Además, este protocolo incorpora por primera vez la necesidad de seguimiento posterior del paciente una vez diagnosticado, una demanda del colectivo desde hace mucho tiempo.

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