No toda la pasta está hecha de trigo, ni siquiera de cereales, lo cual es una estupenda noticia para los celíacos... el caso es que en los últimos tiempos se ha popularizado la pasta elaborada a partir de harina de legumbres, que no contiene gluten y es ideal ara los celíacos, además de para aquellos que apuestan por aumentar la proporción de proteína en tus platos.

 

Fusilli de guisantes, espaguetis de garbanzos, macarrones de lentejas rojas… son algunas de las distintas opciones que cada vez ganan más presencia en los estantes de los supermercados, y que resultan muy útiles ya sea para introducir variedad en la dieta, para reducir carbohidratos y calorías, o para aumentar la cantidad de proteínas.

El caso es que la pasta seca de legumbres es una opción que va ganando enteros entre los consumidores, sobre todo aquellos que siguen dietas basadas en plantas o libres de gluten.

La pasta elaborada a partir de garbanzos, frijoles, lentejas o alubias es más rica en fibra y proteínas, ya que contiene hasta cuatro veces más que la fibra de la pasta tradicional elaborada con harina de trigo duro mezclada con agua o huevos, y aproximadamente un tercio menos de carbohidratos.

Las pastas de harina de leguminosas también pueden contarse como al menos una de las cinco verduras diarias recomendadas, mientras que los aminoácidos que se encuentran en algunas legumbres ayudan a la reparación celular y al crecimiento muscular y tisular.

Las personas que quieren reducir la presencia de carbohidratos y aumentar la ingesta proteica para regular su peso e IMC tienen aquí una potente alternativa que además, es sostenible, respetuosa con el medio ambiente, apta para veganos y con opciones locales y de proximidad, además de ser ideal para la compra a granel, que está muy de moda en los mercados bio.

La ONU declaró 2016 como el Año Internacional de las Legumbres, y entonces destacó la capacidad de este alimento para reemplazar a la carne y luchar contra el calentamiento global.

También es ideal si no te gusta comer las legumbres enteras, aunque hacerlo de este modo resulta más saludable, ya que si se retira la cáscara para su procesado se pierden vitaminas, minerales y cierta proporción de fibra.

Aunque sus ventajas sean muchas para la salud, la contrapartida es el precio, ya que según una comparativa realizada por Cocinatis, entre una pasta tradicional y otra de legumbres, ambas de marca blanca, el precio es prácticamente cuatro veces superior, de forma que un paquete de pasta blanca de medio kilo cuesta en torno a los 80 céntimos y uno de 250 gramos de pasta de legumbres, 1,50.

En cualquier caso, no se trata de sustituir ni desbancar a la pasta tradicional -que aporta energía y carbohidratos necesarios para nuestro adecuado funcionamiento-, sino ser un complemento útil y un producto que te permita introducir variedad en tu dieta y, de paso, dar más posibilidades a los celíacos.

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