Una pastelería de Granada ha iniciado una campaña especial para vender Monas de Pascua adaptadas a diferentes intolerancias alimenticias que se elaboran sin gluten ni derivados de la lactosa con la receta tradicional del siglo XIX, pero adaptada para cualquier estómago.
La idea toma el relevo a la campaña desarrollada con "magníficos" resultados para ofrecer a personas con diferentes intolerancias la posibilidad de disfrutar de un roscón de reyes, a la que sigue ahora y hasta Semana Santa otro dulce sin gluten y sin lactosa.
La pastelería granadina El Cortijo ofrece cada día dos hornadas de pan apto para celíacos que convive en sus vitrinas con dulces, pasteles y otras comidas ideadas para diferentes intolerancias, una oferta a la que han sumado el roscón y ahora la Mona de Pascua.
Su responsable, Pilar Martínez, ha detallado que la idea de la pastelería, que comenzó a funcionar hace dos años en Granada, surgió porque ella es intolerante al gluten y a la lactosa, lo que dificulta una alimentación en la calle, y con el objetivo de que ningún niño se quede sin un dulce típico.
Las Monas de Pascua constituyen una tradición del siglo XIX asentada especialmente en el Levante y por la que padrinos y ahijados y abuelos y nietos se regalan este dulce con decoración de chocolate y diferentes adornos. "Se trata de un pan dulce con adornos y decoración y hemos adaptado la receta original sin usar huevo, lactosa y apta para celíacos, con varios modelos para que todo el mundo pueda tener la suya", ha apuntado.
El 60 % de las ventas de este establecimiento se consumen fuera de Granada y la firma estudia la posibilidad de enviar a cualquier punto del país los pedidos de Monas de Pascua adaptadas a diferentes intolerancias.
Se ofrecerán de distintos tamaños para adaptarse al gasto y en cuatro modelos, con forma de lagartija, mono, serpiente y una redonda más tradicional con un huevo en el centro.
La responsable de la iniciativa ha detallado que la idea la han testado en diferentes redes sociales y que pretende conseguir que "ningún niño, que son los que pueden llevar peor las restricciones de alimentación, se quede sin un deseo por no poder comer un alimento u otro".
Además, El Cortijo se encarga de preparar directamente con cacao el chocolate para que lo puedan consumir los intolerantes a la lactosa.