Acaba de empezar una nueva etapa en la bombonería coruñesa Praliné, que se ha trasladado de su antigua ubicación y ha abierto sus puertas de nuevo en la calle Orzán, nº 150, con una apuesta por ofrecer una línea de dulces apta para celíacos, lo que convierte a este establecimiento en el tercer obrador de Galicia de este tipo, y la vuelta de la pastelería tradicional alejada de lo industrial, y centrada en cruasanes, caracolas, bollería danesa o cañas fritas, entre otros manjares.
A sus socias fundadoras y especializadas en bombonería y galletería, Susana Lata y Alejandra Pardo, se ha unido el pastelero Marcos García, que ya era un auténtico fan de Praliné desde muy pequeño y ahora ha visto cumplido su sueño de formar parte de una pastelería. Según ha explicado Susana Lata al portal digital El Español, "la idea es recuperar la pastelería tradicional como la bica y trabajar mucho con calabaza y con castaña, todo producto gallego. El mejor marrón glacé del mundo lleva castaña gallega por lo tanto tenemos que intentar que la pastelería de aquí tenga la visibilidad que merece".
La pastelera ha hecho hincapié en que los chocolates que elaboran no llevan harina, ya que la idea es que el obrador sea absolutamente apto para celíacos, una labor en la que colaboran con la Asociación de Celíacos de Galicia (ACEGA), que han formado a sus responsables sobre cómo elaborar una línea de fabricación de dulces sin gluten. En este sentido, la emprendedora ha afirmado que "poseemos el registro de ACEGA que es muy difícil de conseguir".
A pesar de esta nueva apuesta, Praliné no ha perdido su esencia y "su básico continúa, siendo el bombón sin conservantes, de corta duración y alejado de lo industrial". Marcos García será el encargado de que el negocio vuelva a tener presencia de la pastelería de siempre y confiesa que apostará sobre todo por los dulces de desayuno como cruasanes, caracolas o bollos suízos, porque considera que "lo tradicional se está olvidando y hay cada vez más locales que trabajan con lo industrializado haciendo que se pierda lo bueno de verdad".
Los responsables de Praliné estánorgullosos del nuevo local que estrenan, ya que "es más grande, con más luz y dispone de una cristalera que da al exterior para que la gente que pasea por la zona les vea trabajar".