Arranca el nuevo curso escolar y con él la vuelta a las aulas de los más pequeños de la casa, un regreso que preopcupa a los padres, y más si los niños tienen alguna alergia, intolerancia o enfermedad entre las que destaca la celiaquía.
Los expertos insisten en que el que el peligro para que los niños ingieran gluten sin saberlo no sólo está en el comedor, sino también está en las aulas, y todo ello debido a determinado material escolar entre cuyos componentes se encuentra esta proteina.
Por este motivo, muchos fabricantes ya no utilizan el gluten o alérgenos alimentarios para elaborar sus productos; pero además, hacen un esfuerzo para informar de su composición para tranquilidad de padres y profesores.
En cualquier caso, los niños celíacos pueden tocar, manipular, trabajar o jugar con este tipo de materiales sin que ello suponga ningún peligro para ellos, salvo en el caso -siempre posible- que se los coman si querer. En este caso, la situación podría convertirse en perjudicial para cualquier niño sea o no celíaco, ya que se trata de un tipo de material que por definición no es comestible.
Entre los productos que utilizan los más pequeños en sus clases, y que no sólo pueden estar fabricados con gluten, sino también con alérgenos como la leche o el huevo, destacan las cuarelas y las témperas, las pinturas de dedos, el pegamento y la cola, la plastilina, las tizas, las gomas de borrar, los lápices de colores o los rotuladores.
Los expertos recomiendan a los padres -y también a los profesores- explicar los problemas que podría causar en los más pequeños llevarse a la boca estos productos, sobre todo si se padece celiaquía, mentalizándoles así aún más para el autocuidado de su intolerancia.