Los dientes y la piel pueden ser clave para diagnosticar la celiaquía, más allá de los vómitos, diarrea, pérdida de peso, fatiga y dolores abdominales, síntomas que aparecen en el 20 % de los casos. >

Según el odontólogo Iván Malagón, “es muy importante saber qué otros síntomas pueden ser señales de alerta para poder hacer un diagnóstico precoz y mejorar así la calidad de vida del paciente con un tratamiento muy sencillo, porque, por este motivo, son muchos los afectados que pasan muchos años sin diagnosticar. El estado de nuestros dientes es clave para ello, ya que la mitad de los pacientes celíacos tienen alteraciones dentales”.

Las alteraciones dentales, sobre todo en el esmalte dental, se dan casi en la mitad de los pacientes celíacos. En la niñez se pueden empezar a vislumbrar indicios de que se es celíaco, ya que los defectos en el esmalte son uno de los primeros síntomas que aparecen en niños. En este sentido, si un niño suele tener muchas caries pese a llevar una higiene normal, si se nota cierta decoloración en el esmalte como manchas blancas, amarillas o marrones y si se fractura habitualmente los dientes o se notan astillados, probablemente se debe a que su esmalte dental es deficiente, y el motivo puede ser la celiaquía.

Los niños intolerantes al gluten no absorben bien todos los nutrientes necesarios, y eso se refleja en la boca. Padecen niveles más altos de placa, dientes descoloridos debido a una mala mineralización y por tanto una capa de esmalte mucho más débil frente a las agresiones externas. También, suelen sufrir más sensibilidad dental debido a todo lo anterior y tienen una mayor predisposición a padecer enfermedades gingivales.

Si la enfermedad se desarrolla en la etapa adulta, con todos los dientes y muelas ya formados, la decoloración de los mismos no es tan característica por esa falta de nutrientes al formarse las piezas dentales, pero sí que se apreciará una mayor predisposición a las caries y problemas de encías. Las llagas y la lengua inflamada también son otros de los síntomas que se pueden experimentar tanto siendo niño como en la etapa adulta.

Por otra parte, según la dermatóloga Paloma Borregón, es importante poner todas las piezas en orden para ver claro el diagnóstico; y la piel es otra de las señales que debemos conocer para poder detectar la celiaquía.

Los niños celíacos suelen padecer Dermatitis herpetiforme (DH) que es el nombre de la manifestación de la enfermedad celíaca en la piel, y que produce lesiones que cursan brotes sobre todo en codos, rodillas, sacro y cuero cabelludo, y pican mucho. Según la doctora Borregón, “se trata de una enfermedad ampollosa, autoinmune poco frecuente. La sufren entre 11.5 y 75 personas de cada 100.000. El diagnóstico a veces es complicado, ya que los pacientes tienden a rascarse las pequeñas ampollitas signos de la enfermedad y cuando llegan a consulta los dermatólogos solamente vemos signos de rascado, heridas y se puede confundir con otras enfermedades. En mi caso, empecé a diagnosticarla bastante en gente que llevaba mucho tiempo desesperada con tanto picor y cuando se llega a la conclusión de que es parte de la manifestación de la celiaquía, la vida les cambia por completo”.

Otros signos de alerta y posibles consecuencias son anemia, Infertilidad, aumento de las transaminasas, migrañas, o alteraciones neurológicas, por lo que es clave una prevención precoz y tener en cuenta estas señales para estar atentos y comenzar un tratamiento adecuado para su cura.

En estos casos, la solución pasaría por hacer las pruebas para comprobar que de verdad se es alérgico o intolerante al gluten, y una vez diagnosticada la fuente de estos problemas, seguir una dieta libre de estas proteínas.

En el caso de que se haya diagnosticado por las anomalías orales, será necesario también solucionar los problemas que se hayan causado, como caries o dientes astillados; mientras que en el caso de dermatitis herpetiforme además de ser clave el diagnóstico, habrá que seguir un tratamiento.

La conclusión es que en muchas ocasiones, el dentista o el dermatólogo puede percatarse antes que nosotros mismos de que somos celíacos debido a la sintomatología y derivarnos al médico especialista para que nos cercioremos haciéndonos las pruebas necesarias para su confirmación.

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