Las propiedades medicinales del aloe vera son más conocidas que sus posibilidades culinarias, pero cada vez es más frecuente ver esta planta tropical y sus derivados en las cocinas, ya que está especialmente recomendada por su numerosas propiedades nutritivas, beneficiosas sobre todo, para la piel.
De cualquier forma, no hay que esperar una gran revolución gustativa al incorporar esta planta a la gastronomía, ya que más que sabor aporta textura, ya qie tanto la parte externa de las hojas como la gelatinosa que alberga en su interior son comestibles, y además no contienen gluten, lo que hacen de esta planta tropical apta para el consumo de lops celíacos.
El sabor de la aloe vera no es su principal atractivo, e incluso se podría decir que es algo desagradable, amargo y con regusto a hierba, pero es fácil de disimular cuando se mezcla con frutas y verduras, o se integra en ensaladas, cremas o postres.
El caso es que ha ido haciéndose poco a poco un lugar en la cocina por sus propiedades como gelificante, estabilizante y emoliente, y resulta muy eficaz para espesar salsas, evitar que se corte una mayonesa, aportar untuosidad y cuerpo a cremas y purés, dar consistencia a una mermelada, para dar cremosidad a los helados y repostería.
Este producto combina bien con las frutas y se puede añadir su jugo a cócteles y batidos, y las elaboraciones más usuales con esta planta son ensaladas, ceviches y otros platos fríos como salmorejo, gazpacho o ajoblanco, porque en crudo es como mejor se aprovechan sus propiedades nutritivas.
Además de todos estos beneficios nutricionales, tiene la ventaja de que no afecta a los alérgicos al gluten, con lo que puede sustituir a la harina y otros productos que lo contienen como espesante, y no aporta nada de calorías a los preparados.
Para utilizarlas en la cocina, deben cortarse las hojas lo más cerca posible de la base y luego pelar los dos extremos a lo largo, porque de esa manera se puede liberar el gel. Luego será imprescindible sumergirlas en agua limpia durante no menos 10 minutos para que se desprenda la aloína. Cuando el líquido se vuelva amarillo hay que cambiar el agua y dejarlas un rato más hasta que quede completamente transparente.
Ingerido en pequeñas cantidades, esta planta ayuda a combatir el estreñimiento, pero esa misma propiedad hace que sea la causante de diarreas y malestar gástrico; y en grandes cantidades podría provocar incluso un fallo renal de consecuencias fatales.
El aloe vera se conserva en la nevera durante una semana, ya sea una vez procesado o antes de extraer el látex. Y también admite congelación. Si lo que se guarda es el gel, se aconseja hacerlo en la cubitera para usarlo en pequeñas dosis cuando se precise como texturizante. Eso sí, con la precaución de descongelarlo por completo antes de usarlo.
Se trata de una planta que es fuente de vitaminas, antioxidantes y minerales y cuenta con conocidas propiedades nutritivas, entre ellas una considerable cantidad de vitaminas, A, B1, B2 B6 y B12, C y E. También ácido fólico, niacina, un tipo de vitamina B, que entre otras funciones ayuda a transformar los alimentos en energía. Contiene además minerales como calcio, hierro, sodio, potasio, cobre, zinc, manganeso y magnesio.
Algunas investigaciones apuntan a su capacidad de reducir el nivel de glucosa en diabéticos, además de ser un bloqueador de bacterias. Por otra parte, un estudio elaborado en 2014 por la Universidad británica de Cambridge confirmaba la capacidad de su gel para prolongar la vida de las frutas y verduras si se cubrían con él.