La moda tan extendida de eliminar el gluten está llegando a límites insospechados, y tanto es así que 1 de cada 5 norteamericanos intenta hoy evitar el gluten, según una reciente encuesta Gallup. La idea generalizada es que al dejar de tomar gluten directamente se adelgazará; sin embargo, esto no es así.

El caso es que muchos productos procesados “libres de gluten” sustituyen la harina de trigo por almidones de maíz o de tapioca, los cuales aumentan más los picos de azúcar en sangre que la propia harina de trigo y, por tanto, favorecen más la obesidad.

A esto hay que sumar los azúcares, grasas y aditivos que la industria añade para que el producto final resulte más jugoso y apetecible.

Por otra parte, se ha extendido la idea de que cocinar en casa es una estupenda idea para adelgazar también para los celíacos, pero resulta que esa puede no ser la solución, ya que las tartas y postres elaborados con harinas de maíz y rebosantes de azúcares y calorías e, incluso, los rebozados y frituras preparados con harinas sin gluten, en vez de adelgazar, engordarán a quien lo tome.

La alternativa podría ser cambiar los cereales con gluten por legumbres (garbanzos, lentejas, alubias, guisantes, habas…), quinoa, amaranto, arroz integral o trigo sarraceno... todos ellos cocinados en casa y con muchas verduras y aceite de oliva virgen extra.

Si tenemos en cuenta todos estos datos, parece claro que aunque las etiquetas de los productos especialmente elaborados para celíacos digan “libre de gluten”, es necesario tener muy en cuenta que la comida rápida siempre será comida rápida, y que este tipo de comida, habitualmente engorda.

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