El sector de bares, cafeterías y restaurantes se enfrenta al gran reto de informar a sus clientes de las sustancias alergénicas que contengan sus platos, raciones y aperitivos antes de que finalice 2014 con el fin de que se puedan consumir sin riesgo.
La Unión Europea así lo exige y el Ministerio de Sanidad, a través de la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición, ya está implantándolo de manera directa. Los establecimientos de actividades de restauración y bares, tendrán que informar y formar a sus empleados sobre la presencia de todos y cada uno de los ingredientes considerados alérgenos, un total de 14 sustancias.
Los casos de alergias alimentarias han aumentado de forma considerable en los últimos 20 años. Según datos de la UE, el 70 % de los casos de reacción alérgica por ingesta de alimentos se producen fuera del ámbito doméstico. Por eso, las Cámaras de Comercio organizan cursos que tienen como objetivo sensibilizar a los asistentes hacia la problemática de las alergias e intolerancias alimentarias desde una perspectiva práctica.
La idea de estas iniciativas formativas, es enseñar cómo hacer frente a las exigencias de la Unión Europea mediante la elaboración de un plan de prevención de riegos de alergias alimentarias que cumpla con esta normativa.
Tal como está redactada dicha normativa, la presencia no declarada de un alérgeno en un alimento, se considera un peligro alimentario, comparable a la presencia de salmonella. Concretamente, las empresas que no cumplan con las técnicas de autocontrol en materia de seguridad alimentaria marcadas en la citada normativa europea, se enfrentan a sanciones que van desde los 5.000 € a los 600.000 €.
A pesar de que se han identificado unos 170 alimentos como causantes de reacciones alérgicas, sólo unos doce son los responsables de prácticamente el 90 % de estas reacciones.
A partir del 14 de diciembre de 2014 cualquier empresa de servicios de hostelería, restauración o colectividades, estará obligada a ofrecer toda la información nutricional de las bebidas y alimentos que comercializa, con el objetivo de aumentar la seguridad en lo que a alergias alimentarias se refiere.
El desconocimiento se convierte en un peligro potencial para muchas personas, por lo que ante el incumplimiento de esta Ley, el responsable será siempre quien vende el alimento al consumidor final, aunque no haya intervenido en su procesado.