Un grupo de investigadores españoles está estudiando la eficacia de la neprosina, un compuesto producido por la planta carnívora Nepenthes ventrata para desactivar la respuesta autoinmunitaria característica de esta enfermedad. Por el momento, la dieta sin gluten es el único tratamiento disponible para la enfermedad celiaca, pero la investigación en terapias farmacológicas avanza a buen ritmo.
Un equipo del CSIC y la Universidad de Barcelona ha anunciado resultados prometedores con la molécula denominada neprosina, que podría ser útil para evitar la respuesta inflamatoria autoinmunitaria que se produce en los pacientes celíacos cuando consumen gluten.
Por el momento, la eficacia del tratamiento se ha probado en modelos de ratón, pero los científicos se muestran optimistas sobre sus posibilidades clínicas.
Según explica un amplio reportaje publicado por el diario El Mundo, esta estrategia se basa en una molécula que se encuentra de forma natural en el fluido digestivo de la planta carnívora Nepenthes ventrata y es capaz de romper el gluten hasta convertirlo en fragmentos que no son dañinos para los celíacos.
La terapia impide que los péptidos que resultan tóxicos para estos enfermos logren atravesar la mucosa intestinal, bloqueando así la respuesta inmunitaria anómala característica de la enfermedad, que es la que, en última instancia, causa el daño el intestino de los afectados.
Según ha explicado Laura del Amo, investigadora del Instituto de Biología Molecular de Barcelona (CSIC) y primera firmante de la investigación, y cuyos resultados se han publicado en Nature Communications, «de cara al futuro, la idea sería crear un comprimido que se pudiese tomar previamente a la ingesta de alimentos con gluten, como ya ocurre con las pastillas de lactasa en casos de intolerancia a la lactosa».
Por su parte, Francisco José Pérez Cano, investigador de la Universidad de Barcelona y otro de los investigadores principales del equipo, ha explicado que «se trata de una estrategia muy interesante, puesto que es preventiva, no resulta agresiva, sería muy poco costosa y facilitaría de forma fácil el día a día de las personas celiacas», y ha añadido que «en la actualidad lo estamos estudiando en biopsias de intestino de pacientes y, en último lugar, habrá que hacer un estudio de intervención», al tiempo que contaba que confía en que, en un futuro, gracias a esta planta carnívora, los celíacos puedan tener una vida más fácil.
Del Amo ha explicado que fueron las características excepcionales de estos vegetales las que les llevaron a explorar su posible utilidad clínica. En este sentido, ha detallado que «las plantas carnívoras crecen en ambientes muy pobres en nutrientes y han tenido que adaptarse al medio desarrollando estructuras digestivas para atraer y digerir a sus presas, que en su mayoría son insectos con alto contenido en proteínas. Estas plantas contienen enzimas digestivas con mecanismos similares a un sistema digestivo animal, lo que nos llevó a pensar que podrían ser de gran utilidad para degradar compuestos de difícil digestión, como el gluten».
La neprosina no es la única molécula capaz de romper el gluten cuya utilidad frente a la enfermedad celiaca se está investigando. Otras opciones, como la latiglutenasa (de ImmunogenX, actualmente en fase II de investigación) o TAK-062 (desarrollado por Takeda, en fase I), exploran las posibilidades de utilizar una terapia enzimática para triturar el gluten e impedir que pueda desencadenar la reacción autoinmunitaria que habitualmente produce en los pacientes celíacos.
Uno de los grandes desafíos de esa estrategia es conseguir que esas enzimas sean resistentes a su paso por el estómago y consigan llegar intactas al intestino, donde deben hacer su función para romper los péptidos tóxicos, ha apuntado Eduardo Arranz, catedrático de Inmunología de la Universidad de Valladolid y uno de los investigadores españoles que más a fondo conoce la enfermedad celiaca. En ese sentido, ha contado que «uno de los aspectos más interesantes de la investigación con neprosina es que resiste el pH ácido del estómago», lo que le permitiría salvar ese escollo.
La mayoría de estas estrategias no pretenden convertirse en sustitutas de la dieta sin gluten, sino servir de protección, de apoyo a la alimentación en momentos en que no es fácil evitar las transgresiones. Una de las opciones más avanzadas de esta última línea de investigación, la vacuna NexVax2 (ImmusanT), diseñada para reeducar al sistema inmunitario de los celíacos, que se ha quedado de momento en el dique seco, después de que, en 2019, se interrumpieran los ensayos en fase II al no encontrarse que proporcionara una protección estadísticamente significativa.
También se detuvo este verano un ensayo en fase III con larazotida (Biopharma), cuyo objetivo era disminuir la porosidad intestinal al gluten; y no se halló tampoco en su caso un beneficio clínicamente significativo.
Según ha señalado Aarón Santana, presidente de la Federación Española de Asociaciones de Celiacos (FACE), «lamentablemente no esperamos que haya un tratamiento disponible en los próximos años», al tiempo que ha advertido de los riesgos de confiar en los suplementos y complementos alimenticios que a día de hoy se venden prometiendo ser una solución para los pacientes, ya que «este tipo de suplementos pueden llegar a crear confusión entre los pacientes. No son un tratamiento para la enfermedad. De hecho, si uno lee la letra pequeña, estos productos suelen señalar que no reemplazan la dieta sin gluten y no son adecuados para tratar el trastorno», ha explicado.