Transformar el calvario de vivir con celiaquía en una herramienta útil fue el impulso que llevó a Andrea Casal a crear Gluten Free Social, una plataforma web con su aplicación móvil incluida que conecta a personas celíacas de todo el mundo en torno a los mapaas de restaurantes sin gluten repartidos por el globo.
Tras un diagnóstico tardío que la sumió en un infierno físico y emocional, incluido un viaje a Filipinas del que regresó con 12 kilos menos, Casal decidió volcar su experiencia en un proyecto colaborativo donde los usuarios comparten y validan lugares seguros para comer sin gluten.
La odisea personal de esta joven comenzó meses antes de la pandemia, cuando pasó cuatro meses muy enferma sin que los médicos supieran qué le ocurría. “Peregrinaba por las consultas y solo me decían que todo estaba bien, mientras yo me consumía”, relata.
El diagnóstico la dejó con secuelas físicas y también psicológicas, por lo que cuenta que “pasé dos o tres años sin viajar, sin alejarme mucho de casa, por miedo a marearme o desmayarme en la calle. Iba a trabajar acompañada por si acaso. No podía ir a restaurantes porque nada más entrar ya me mareaba”.
Fue en 2023 cuando decidió pedir una baja y replantearse su vida. “Pensé que si quería volver a viajar, me costaría mucho porque no me fiaba de los sitios. Quería saber que eran lugares donde alguien había ido y no le había sentado mal, o que estuvieran certificados”.
Así nació Gluten Free Social, una web que incluye una app gratuita donde las personas celíacas pueden registrarse y crear grupos de diferentes ciudades del mundo para compartir restaurantes, hoteles, tiendas y bares aptos. “Son celíacos que te lo dicen, así que ya te fías más. Luego tú lo corroboras con el establecimiento por si acaso han cambiado de dueño o de cocinero, pero es mucho más fácil que empezar de cero”, afirma.
La plataforma reúne ya más de 10.000 establecimientos de países como España, Italia, Portugal, Suiza, Polonia, Estados Unidos o Australia, buena parte de ellos aportados por los propios usuarios.
Por 19 euros al año, los suscriptores pueden acceder a un mapa interactivo con toda esa información geolocalizada, de manera que “cuando viajo me gusta tener los lugares en mi Google Maps, ver lo que tengo alrededor. Siempre puedes entrar en la app y ver sitios recomendados gratis, pero pagando la suscripción al mapa se vuelve más cómodo al tener toda la información a un solo clic”, apunta Casal, que dedica innumerables horas a este proyecto solidario que compatibiliza con su trabajo en consultoría de inteligencia artificial.
Su sueño es que alguna institución o empresa con músculo se haga cargo de esta ingente labor y la impulse a gran escala. En este sentido, la joven ha explicado que “lo suyo sería que hubiera una asociación europea que se encargara de esto, seguro que lo harían mucho mejor que yo, que no tengo tanto tiempo y he de pedir ayuda a amigos y familiares para poner los sitios. Tecnológicamente podrían conseguirlo en un momento”.
Mientras tanto, no pierde la esperanza y sigue divulgando su plataforma desde su cuenta de Instagram, donde aborda el día a día de los celíacos entre la incomprensión y los obstáculos.