tabernalaconchaTabernas hay muchas en Madrid, pero no todas tienen ese encanto especial que hace que nos apetezca volver al día siguiente y que además se preocupan por aportar una carta especial para los celíacos.

La Concha es de esos sitios que una vez descubres dudas en compartir con los demás, por si pierden la magia. Cuenta el blog Vanitatis que se trata de una taberna joven si la comparamos con muchas de sus compañeras de calle, pero mantiene ese aire tradicional que invita a pasar las horas muertas en compañía de una copa de vino y una tapa.

Primero fue una farmacia, y en 1997 se convirtió en un tímido bar de vinos. Pero la zona se puso de moda y hubo que ampliar el horario nocturno y adaptar la carta de comidas... y también la de bebidas. Pero sobre todo se ha puesto de moda por su decidida apuesta por los celíacos.

Y es que la carta sin gluten se ha convertido en la gran estrella de La Concha, por la que cada vez pregunta más gente. Y no es para menos, ya que esta taberna se compromete a preparar más de la mitad de sus platos con ingredientes libres de esta sustancia, e incluso dispone de cervezas especiales para celíacos, con o sin alcohol.

Este local es popular además por su completa lista de cavas, de vinos por copas (dispone de más diez referencias entre dos y tres euros, que incluye rosados y generosos) y el vermú de creación que José Miguel Parra, un cocinero autodidacta que lo prepara con buen humor y campechanía.

Entre semana, los turistas son los mejores clientes, y para ellos se adapta el horario: La Concha no cierra a media tarde como otros locales del barrio y la cocina está a punto hasta la 1 de la madrugada. José Miguel lleva menos de dos años al frente de los fogones, pero ya es el verdadero alma de la taberna.

Él fue quien decidió poner el toque exótico a la carta, hasta su llegada basada en tostas, y lo hizo porque le gusta experimentar con los sabores pero también por contentar al público extranjero. "Los turistas vienen buscando buena relación calidad-precio, pero también calor", cuenta José Miguel. "Algunos llegan reacios y cansados de que les timen. Primero desconfían y piden uno o dos platos, para probar, pero en cuanto ven que la comida es buena y nuestro talante sincero y agradable, siempre repiten".

Lo mismo sucede con los españoles. Y es que si algo diferencia a La Concha de su competencia es precisamente eso, el trato. La Concha es una taberna con alma, con una conversación de barra de las que ya no quedan.

En horas punta el local puede parecer bullicioso y pequeño desde fuera, pero la planta de abajo esconde una sala con mesas, amplia y acogedora, para comer, cenar o simplemente conversar sin jaleo. 

Restaurantes