La pizzeria almeriense L’Antorgia teinta años de vida, y Jesús Puente, su dueño y cocinero, llevaba más de veinte años amasando sus ricas pizzas sin conocer que era celíacoa. Lo descubrió cuando comenzó a sufrir algunos de los síntomas de la enfermedad, tales como pérdida de peso, rigidez estomacal, diarreas...

A los tres años de descubrir su nueva dolencia y tras una conversación con un amigo con hijas celíacas, decidió adaptar su carta a las condiciones de sus compañeros de enfermedad. En su caso, no es que añada algunos platos adaptados sino que la carta es la misma, completa pero doblada, unas treinta pizzas distintas más todo lo demás, canelones, tortellinis, lasañas. ...y todo tipo de postres.

El número de platos es el mismo, la única diferencia entre la carta para los celíacos y la del resto es la harina, que no puede ser de cebada, ni de trigo y tratándose de pizzas “eso es un secreto profesional que me costó tres años de ensayos y pruebas”, confiesa.

Su harina la recibe de Galicia elaborada por encargo de acuerdo con una fórmula que él mismo descubrió tras muchas pizzas fallidas. “La masa no espesaba, o se me quedaba muy pegajosa o demasiado dura, tanto que al sacarla del horno parecía un ladrillo. Al final, no me quedaba más remedio que comérmela porque no tenía la calidad para ofrecerla y cobrarla”, recuerda.

Al final, tras dar con la mejor fórmula, Jesús Puente comenzó a hacer felices a los celíacos amantes de las pizzas.

De esta manera, L’Antorgia se convirtió en un punto de referencia para los celíacos en la provincia de Almería, algo que han reconocido desde la Asociación de Celíacos de Almería o en páginas de redes sociales especializadas como “Viajar sin gluten”.

Cuando celebraron hace algunos meses su treinta aniversario acudieron numerosos miembros de la asociación.

Jesús recuerda las distintas provincias de las que son originarios clientes que han acudido a su negocio desde sus lugares de veraneo. “Hemos recibido gente de Toledo, Barcelona o Valencia, entre otras procedencias".